¡Qué tal, amigos! ¿Se acuerdan del glorioso Windows 95? Treinta años han pasado desde que este sistema operativo llegó para revolucionar la informática y, de paso, nuestra forma de ver el mundo. Para muchos, fue su primer acercamiento a la magia de las computadoras; la experiencia de usar ventanas y un ratón, algo que hoy nos parece básico, era toda una novedad. Y ni qué decir de la promesa, casi utópica, de conectar al mundo entero a través de internet.
Para entender la magnitud del suceso, hay que recordar que antes de Windows 95, conectarse a la red era una odisea. Se necesitaba software especializado y conocimientos técnicos avanzados que dejaban fuera a la gran mayoría. Pero Microsoft, con su genialidad y ambición, integró la conectividad directamente al sistema operativo. De repente, con un módem y una línea telefónica, cualquier persona con una PC podía navegar por la red, gracias a protocolos como TCP/IP y PPP. Imagina el impacto: ¡Internet dejaba de ser un territorio exclusivo de expertos para convertirse en una herramienta al alcance de todos! Eso sí que es una gran contribución a la informática moderna, ¿no creen?
La apuesta de Bill Gates y su equipo era audaz: integrar Internet Explorer, su propio navegador, en Windows 95, cuando otros navegadores como Netscape Navigator eran estrellas independientes. Es como si hoy en día tu teléfono viniera con una app de Google Maps, pero integrada y lista para usarse. Incluso el mismísimo Bill Gates, con su famoso memo ‘The Internet Tidal Wave’, intuyó el potencial transformador de internet, aunque al principio subestimó su velocidad de adopción. Pero la visión estaba ahí, clara: un futuro en el que ‘todos estén conectados’. Y vaya si lo lograron. Windows 95 no solo popularizó la interfaz gráfica, sino que abrió las puertas a la era digital en la que vivimos actualmente.
Hoy, 30 años después, es fácil subestimar el impacto de Windows 95. Lo vemos como un sistema operativo del pasado, algo anticuado. Pero reflexionemos: este software sentó las bases para la sociedad hiperconectada en la que vivimos. Fue un parteaguas que cambió para siempre la forma en que interactuamos con la tecnología y con el mundo, un logro que, sin duda, merece ser recordado y celebrado.





