Aunque no siempre nos demos cuenta, las esquinas redondeadas se han convertido en un elemento omnipresente en nuestra vida cotidiana, especialmente en el ámbito tecnológico. No solo son más agradables a la vista, sino que también tienen detrás un intrigante trasfondo psicológico y técnico. Esta historia nos lleva a reflexionar sobre su impacto en el diseño moderno y la influencia de personalidades visionarias como Steve Jobs. En mayo de 1981, en el corazón del campus de Apple, Bill Atkinson, un innovador ingeniero, presentó un avance que cambiaría el curso del diseño en tecnología. Mientras trabajaba en QuickDraw, Atkinson descubrió cómo dibujar círculos y óvalos sin usar complejas operaciones matemáticas. Sin embargo, fue Steve Jobs quien, al ver su demostración, sugirió un giro inesperado: el diseño de rectángulos con esquinas redondeadas. Jobs, siempre curioso y observador, se percató de la aparición de estas formas en objetos cotidianos y en el entorno que los rodeaba, lo que llevó a Atkinson a replantearse el desafío. Inspirado por la insistencia de Jobs, Atkinson resolvió el problema y creó una función que permitía dibujar rectángulos redondeados rápidamente. Esta innovación no solo marcó un hito en la interfaz del sistema operativo Macintosh, sino que también se convirtió en una firma inconfundible del lenguaje de diseño de Apple, influenciando al resto del mundo tecnológico. Desde la aparición de iOS 7 en 2013, donde Apple introdujo el “squircle”, hasta nuestros días, las esquinas redondeadas han dominado tanto el diseño de software como de hardware. Este pequeño elemento demuestra cómo una sencilla idea puede tener un gran impacto, redefiniendo la estética y funcionalidad de la tecnología que usamos a diario. Las lecciones aquí son claras: la curiosidad y la capacidad de ver más allá de lo evidente pueden abrirnos puertas a nuevas innovaciones que, como las esquinas redondeadas, se integren sutilmente en nuestras vidas y cambien la percepción de lo que consideramos cotidiano. Que nunca dejemos de observar y redescubrir esos pequeños detalles que pueden transformarlo todo.
