En el vibrante panorama tecnológico asiático, donde Shenzhen brilla con gigantes como Huawei y Tencent, emerge una nueva estrella: Hangzhou. Esta ciudad, hogar de Alibaba y su carismático fundador Jack Ma, se ha convertido en un imán para las empresas de inteligencia artificial (IA) más innovadoras, ganándose el apodo de ‘el nuevo Silicon Valley chino’.
El auge de Hangzhou no es casual. La presencia de Alibaba ha sido fundamental, atrayendo inversión extranjera y cultivando una cultura tecnológica única. Alibaba Cloud, con sus ocho centros de datos en la región, ha nutrido el florecimiento de startups de IA, creando un ecosistema próspero. De este entorno han surgido los ‘Six Little Dragons’, seis empresas de IA punteras, todas con raíces en la Universidad de Zhejiang, una institución comparada con la prestigiosa Stanford. La universidad ha jugado un papel crucial, formando a líderes en IA y produciendo más de 100 ejecutivos para startups chinas del sector. El apoyo gubernamental ha sido crucial. Hangzhou ofrece políticas de incentivos únicas, como préstamos con garantías parciales incluso en caso de fracaso, y apoyo directo en áreas como alquiler de oficinas y licencias. Este entorno ha atraído a empresas de otros países, como BrainCo, que abandonó Boston para instalarse en Hangzhou.
Además de la ayuda económica, la eficiencia administrativa ha sido un factor clave. La iniciativa “una visita como mucho” agiliza los trámites para emprendedores, convirtiendo a Hangzhou en un lugar ideal para iniciar un negocio tecnológico. Estos esfuerzos han rendido frutos: la industria tecnológica de Hangzhou creció un 7.1% en 2024, generando 630.000 millones de yuanes (aproximadamente 75.000 millones de euros), un tercio del PIB de la ciudad. Esto demuestra el increíble potencial de Hangzhou para convertirse en un centro tecnológico global.
Hangzhou no solo demuestra el poder de la innovación en China, sino también la importancia de la sinergia entre gobierno, academia y sector privado. Su modelo de desarrollo, una combinación de incentivos económicos, eficiencia administrativa y apoyo a la educación superior, se presenta como un ejemplo a seguir para otras ciudades que buscan impulsar su desarrollo tecnológico. La historia de Hangzhou es una muestra inspiradora de cómo una ciudad puede transformarse en un referente mundial de la innovación, creando oportunidades y prosperidad para sus ciudadanos.





