En un mundo obsesionado con la imagen y la salud, los agonistas de GLP-1 como Ozempic y Wegovy se han convertido en una opción popular para perder peso. Desarrollados originalmente para tratar la diabetes tipo 2, estos medicamentos han ganado notoriedad por las declaraciones de celebridades que atribuyen su transformación física a ellos. Sin embargo, su uso indiscriminado plantea serios desafíos que debemos analizar con cuidado.
Un problema crítico es el desabastecimiento de estos fármacos, afectando directamente a los pacientes diabéticos que dependen de ellos. Además, el creciente uso sin supervisión médica ha dado lugar a efectos secundarios inesperados. La mayoría son leves, como náuseas y malestares estomacales. No obstante, una advertencia reciente del gobierno australiano pone de relieve un efecto secundario alarmante: los pensamientos suicidas. La Administración de Bienes Terapéuticos de Australia ha registrado 20 casos en un año, lo que ha llevado a emitir una alerta sobre estos medicamentos.
Entonces, ¿cómo funcionan estos fármacos y por qué pueden ser tan riesgosos? Los agonistas de GLP-1 imitan una hormona que ayuda a regular la glucosa y reducir el apetito. En personas con diabetes, estas sustancias ayudan a compensar la corta vida de la GLP-1 natural. Sin embargo, su acción en el cerebro, específicamente en áreas relacionadas con la dopamina y el control emocional, podría vincularse con trastornos mentales como la depresión.
En conclusión, aunque estos medicamentos pueden parecer una solución rápida para perder peso, es crucial entender los riesgos involucrados, especialmente en términos de salud mental. La pérdida de peso debería abordarse de manera integral, combinando una dieta balanceada y ejercicio regular. Si tienes inquietudes o sientes que necesitas ayuda, consulta a un profesional de la salud. La mejor estrategia es siempre priorizar la salud general sobre los resultados rápidos.





