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Salud

La cadena de suministro de medicamentos en EE. UU. es extremadamente vulnerable al cambio climático

Cuando el huracán Helene azotó el oeste de Carolina del Norte en septiembre de 2024, una de sus muchas víctimas fue una planta de fabricación de fluidos intravenosos. Las soluciones estériles de IV producidas en esta instalación son suministros esenciales para hospitales y centros médicos, que las utilizan en diversos tratamientos, desde la rehidratación hasta la administración de medicamentos y la diálisis renal. La planta dañada por Helene, la instalación de fabricación North Cove de Baxter International en Marion, no solo producía parte del suministro estadounidense, sino el 60 por ciento. Con la planta de Baxter fuera de servicio, los hospitales de todo el país comenzaron a racionar los suministros, cambiando estrategias de tratamiento y, en algunos casos, cancelando o retrasando cirugías. En una encuesta, más del 86 por ciento de los proveedores de atención médica afirmaron verse afectados por la escasez nacional.

Este incidente destaca una preocupación creciente: la fragilidad de la cadena de suministro de medicamentos en Estados Unidos. Meses antes del huracán catastrófico en Carolina del Norte, las escaseces de medicamentos alcanzaron un máximo histórico, con 323 faltantes activos y continuos. Aunque han disminuido desde entonces, siguen siendo altas, con 253 escaseces en el primer trimestre de este año, según datos recopilados por la American Society of Health-System Pharmacists. Los desastres climáticos, como Helene, son un contribuyente significativo a estas debilidades, y es probable que su impacto aumente con el cambio climático progresivo que genera eventos meteorológicos más extremos.

Un estudio dirigido por investigadores de Harvard y publicado en JAMA examinó la frecuencia de tales desastres relacionados con el clima que afectan a las instalaciones de producción de medicamentos en EE. UU. Los hallazgos subrayan la urgencia de abordar estas vulnerabilidades para garantizar la continuidad de los suministros médicos críticos. La dependencia de una sola instalación para una parte tan grande del suministro nacional expone a todo el sistema de salud a riesgos innecesarios, especialmente en una era de clima cada vez más impredecible.

Reflexionando sobre esto, queda claro que la resiliencia de la cadena de suministro de medicamentos debe ser una prioridad. Invertir en diversificación geográfica, fortalecer la infraestructura contra desastres y desarrollar planes de contingencia robustos son pasos esenciales para mitigar futuras crisis. La colaboración entre el gobierno, la industria y las instituciones de salud será crucial para construir un sistema más seguro y confiable, capaz de resistir los desafíos que el cambio climático continúa presentando.