En un giro inesperado, la compañía Epoch, conocida en Estados Unidos por los entrañables muñecos Calico Critters, ha decidido retirar voluntariamente su demanda contra la popular cuenta de TikTok e Instagram, ‘Sylvanian Drama.’ Detrás de este perfil se encuentra la creadora de contenido irlandesa Thea Von Engelbrechten, quien conquistó los corazones de muchos al usar estas figuras para representar historias adultas con un sentido del humor oscuro y un toque de ironía.
La saga comenzó cuando Epoch alegó que los videos de ‘Sylvanian Drama’ infringían sus derechos de propiedad intelectual. Uno de los puntos fuertes de la demanda era el uso de una imagen de marketing de Epoch como foto de perfil de la cuenta, además de las lucrativas asociaciones con marcas que Von Engelbrechten había obtenido a través de su contenido. Esta acción legal llevó a la cuenta a congelar sus publicaciones, dejando a sus seguidores con la incertidumbre de si alguna vez regresaría.
A medida que el caso avanzaba, expertos opinaron que Epoch podría estar perdiendo una oportunidad valiosa al atacar a una creadora tan querida en vez de colaborar con ella. De hecho, la percepción pública fue que la empresa había actuado impulsivamente, enojada por el creciente éxito comercial que Von Engelbrechten experimentaba, incluso superando posiblemente sus propias asociaciones de marca.
Tras el inesperado retiro de la demanda, parece que las aguas vuelven a calmarse. Esta semana, Thea dejó entrever en su cuenta de Instagram que podría estar buscando dar un nuevo rumbo a su perfil, pidiendo a sus seguidores sugerencias para un nuevo nombre y confirmando que cambiaría su foto de perfil. Aunque no se ha pronunciado públicamente sobre los detalles del acuerdo, todo apunta a un nuevo comienzo, tanto para ella como para la narrativa que había creado.
Este episodio nos deja reflexionando sobre la relación entre la propiedad intelectual y las nuevas formas de creación de contenido en redes sociales. ¿Hasta qué punto las empresas deben proteger sus intereses sin perder de vista el potencial innovador que algunos creadores traen a sus productos? Sin duda, ‘Sylvanian Drama’ seguirá siendo un caso de estudio sobre cómo las compañías pueden aprender a colaborar con la comunidad creativa sin recurrir a medidas legales extremas.




