La inteligencia artificial sigue evolucionando, rompiendo barreras que hace poco parecían infranqueables. En un giro inesperado, OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, ha anunciado que permitirá la creación de contenido erótico en su plataforma, pero solo para usuarios mayores de edad que precisen esta opción. Según Sam Altman, CEO de OpenAI, esta medida responde a una nueva política que pone énfasis en tratar a los adultos como adultos, ofreciendo una experiencia menos censurada y más ajustada a las preferencias personales de cada usuario.
Este anuncio, realizado a través de la cuenta de Altman en X, refleja un cambio drástico en la política de OpenAI, que hasta ahora mostraba firmeza en la filtración de material sexual. El acceso a este tipo de contenido será voluntario y bajo demanda explícita, es decir, los usuarios deberán solicitarlo específicamente para tener acceso a dichas experiencias. Altman destacó que las restricciones iniciales eran necesarias para proteger a los usuarios más vulnerables, pero reconoce que, ahora, con nuevas herramientas como filtros avanzados y controles parentales, es posible ofrecer un equilibrio más seguro entre libertad y seguridad.
Las reacciones no se han hecho esperar. Algunos críticos advierten sobre los riesgos de normalizar el consumo de pornografía automatizada, lo que podría desencadenar nuevos problemas, desde dependencia hasta cuestiones más serias de privacidad y desinformación emocional. A pesar de las críticas, OpenAI sigue firme en su decisión, aunque sin definir exactamente qué tipo de contenido será permitido ni cómo manejará la prevención de contenido ilegal o no consentido. Esta decisión llega en medio de una intensa competencia en el sector de IA, con empresas como xAI de Elon Musk ya incursionando en este nicho de mercado.
Es claro que este paso por parte de OpenAI busca mantenerse relevante en un paisaje digital en constante cambio, donde la interacción emocional y sexual con inteligencias artificiales está ganando terreno rápidamente. Mientras algunos ven esta decisión como un avance pragmático hacia la libertad controlada, otros se mantienen escépticos ante los posibles impactos sociales y éticos que podría desencadenar. En última instancia, solo el tiempo dirá cómo esta nueva política influirá en el uso de la inteligencia artificial y sus implicaciones en la sociedad.





