En el mundo laboral actual, la eficiencia es la reina. Y Google, como gigante tecnológico que es, ha decidido tomar medidas drásticas para alcanzarla. Recientemente se supo que la empresa despidió a más de un tercio de sus gerentes, dejando a los empleados con más responsabilidades. Pero, ¿es esto algo aislado o una tendencia que se está extendiendo en el mercado laboral?
Parece que la respuesta apunta a lo segundo. Muchas empresas están optando por aplanar sus estructuras organizacionales, reduciendo el número de mandos intermedios. Esto se traduce en menos gerentes, menos burocracia y, en teoría, una mayor agilidad. La motivación económica es clara: los gerentes intermedios suelen tener salarios más altos que los empleados de primera línea. Al eliminarlos, las empresas pueden ahorrar costes y, al mismo tiempo, repartir las responsabilidades entre el personal existente. Sin embargo, esta estrategia tiene sus consecuencias. Por un lado, aumenta la carga de trabajo para los empleados restantes, lo que podría derivar en estrés y agotamiento. Además, el ascenso profesional podría volverse más difícil al existir menos puestos de gestión. El debate se intensifica al considerar las declaraciones de Sergey Brin, cofundador de Google, quien sugirió hace algunas semanas que los ingenieros deberían trabajar 60 horas semanales para desarrollar una IA que, irónicamente, podría reemplazarlos.
La situación actual tiene sus raíces en las contrataciones masivas de la era de la pandemia, cuando las empresas tecnológicas competían ferozmente por el talento. En aquel entonces, muchas empresas contrataban más personal del necesario, una práctica que ahora resulta insostenible. Varios CEOs han criticado públicamente el papel de los mandos intermedios, describiéndolos como una capa extra de burocracia que ralentiza los procesos. Esta perspectiva, aunque posiblemente simplificada, refleja un cambio de paradigma en la gestión empresarial. Pero, ¿cuál es el precio a pagar? Estudios recientes señalan una disminución en las ofertas de empleo para principiantes, exigiendo experiencia en roles de entrada. Esto representa un desafío significativo para la Generación Z y para todos aquellos que buscan entrar al mercado laboral, lo cual, a la larga, podría generar un estancamiento del desarrollo profesional.
En conclusión, la reducción de mandos intermedios es una tendencia con implicaciones profundas y complejas. Si bien la eficiencia y la reducción de costos son objetivos válidos, es crucial considerar las consecuencias para los empleados y para el futuro del trabajo. La pregunta clave es: ¿cómo se equilibra la necesidad de optimizar la estructura organizacional con el bienestar y el desarrollo profesional de los trabajadores? El debate continúa, y el futuro del trabajo en la era digital sigue escribiéndose.





